lunes, junio 30, 2008

Nuevo libro: El Siluetazo


Reproduzco la tapa del reciente libro El Siluetazo, compilado por Ana Longoni y Gustavo Bruzone, y editado por Adriana Hidalgo. El Siluetazo es una de las experiencias políticas más poderosas y críticas en Argentina, una contaminación singular de lo artístico y de lo político que dota de nuevos imaginarios y visualidades las luchas de resistencia de las Madres de Plaza de Mayo.

Así, a 25 años de su primera aparición en 1983, esta configuración de siluetas que confrontan directamente la represión y las desapariciones de la dictadura militar y que han sido luego permanente reiteradas en protestas, marchas y otras experiencias, es revisado y comentado por diversos críticos, artistas y activistas. Es imprescindible su circulación en Lima y si no llega a librerías es necesario pedirlo! Adjunto dos fotografías de El Siluetazo.



[Agradezco a Ana Longoni el envío de la tapa del libro. Las imágenes de El Siluetazo pertenecen al archivo visual del CeDInCI (Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas en Argentina)]

'Estudios sobre la luz' de Musuk Nolte en el Centro de la imagen


Tal vez este anuncio esté algo tarde pero hasta el miércoles 2 de julio se presenta en el Centro de la Imagen (28 de julio 815, Miraflores) la exposición 'Estudios sobre la luz' de Musuk Nolte. Copio dos fragmentos de la nota de prensa.

Uno de los objetivos principales de esta exposición –explica Nolte– es reconocer a la luz como protagonista de la imagen. Por medio de distintos medios de registro, se pretende mostrar la condición efímera e inmaterial de dicho elemento.

Así, pues, los trabajos seducen al registrar los contornos que produce la luz que se filtra hacia una pared con un lápiz (dibujo), o interpretarla musicalmente cuando esta reposa en una superficie (sonido), o estudiar la sombra que produce al caer sobre un cuerpo, entre otros.

domingo, junio 29, 2008

Multitudes queer. Notas para una política de los «anormales» - Beatriz Preciado

Disculpen si no hay mucha info de procesos locales en tiempos recientes pero la distancia física con Lima y el ritmo de trabajo reciente han hecho imposible por mi parte un posteo permanente. Y como acabo de salir de 'vacaciones' (ja) por todo el verano europeo, prometo al menos un posteo más constante.
Aprovecho el post para compartir algo, ya que en el marco de un proceso de investigación que vengo realizando me he tropezado con textos que me parece significativos de tener en cuenta o discutir. Aquí copio uno de la filósofa y activista queer Beatriz Preciado, publicado originalmente en la revista Multitudes.
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Multitudes queer.

Notas para una política de los « anormales »
Mise en ligne le vendredi 21 mai 2004

Este artículo trata de la formación de los movimientos y de las teorías queer, de la relación que mantienen con los feminismos y del uso político que hacen de Foucault y de Deleuze. Analiza también las ventajas teóricas y políticas que aporta la noción de «multitudes» a la teoría y al movimiento queer, en lugar de la noción de «diferencia sexual». A diferencia de lo que ocurre en EEUU, los movimientos queer en Europa se inspiran en las culturas anarquistas y en las emergentes culturas transgénero para oponerse al «Imperio Sexual», especialmente por medio de una des-ontologización de las políticas y de las identidades. Ya no hay una base natural («mujer», «gay», etc.) que pueda legitimar la acción política. Lo que importa no es la «diferencia sexual» o la «diferencia de l@s homosexuales», sino las multitudes queer. Una multitud de cuerpos : cuerpos transgéneros, hombres sin pene, bolleras lobo, ciborgs, femmes butchs, maricas lesbianas... La «multitud sexual» aparece como el sujeto posible de la política queer.


A la memoria de Monique Wittig

«Entramos en una época en que las minorías del mundo comienzan a organizarse contra los poderes que les dominan y contra todas las ortodoxias» Félix Guattari, Recherches (Trois Milliards de Pervers), 1973.



La sexopolítica es una de las formas dominantes de la acción biopolítica en el capitalismo contemporáneo. Con ella el sexo (los órganos llamados « sexuales », las prácticas sexuales y también los códigos de la masculinidad y de la feminidad, las identidades sexuales normales y desviadas) forma parte de los cálculos del poder, haciendo de los discursos sobre el sexo y de las tecnologías de normalización de las identidades sexuales un agente de control sobre la vida.

Al distinguir entre « sociedades soberanas » y « sociedades disciplinarias » Foucault ya había señalado el paso, que ocurre en la época moderna, de una forma de poder que decide sobre la muerte y la ritualiza, a una nueva forma de poder que calcula técnicamente la vida en términos de población, de salud o de interés nacional. Por otra parte, precisamente en ese momento aparece la nueva separación homosexual/heterosexual. Trabajando en la línea iniciada por Audre Lorde [1], Ti-Grace Atkinson [2] y el manifiesto « The-Woman-Identified-Woman » [3] de « Radicalesbians », Wittig llegó a describir la heterosexualidad no como una práctica sexual sino como un régimen político [4], que forma parte de la administración de los cuerpos y de la gestión calculada de la vida, es decir, como parte de la « biopolítica » [5]. Una lectura cruzada de Wittig y de Foucault permitió a comienzos de los años 80 que se diera una definición de la heterosexualidad como tecnología bio-política destinada a producir cuerpos heteros (straight).

El imperio sexual

La noción de sexopolítica tiene en Foucault su punto de partida, cuestionando su concepción de la política según la cual el biopoder sólo produce disciplinas de normalización y determina formas de subjetivación. A partir de los análisis de Mauricio Lazzaratto [6] que distingue el biopoder de la potencia de la vida, podemos comprender los cuerpos y las identidades de los anormales como potencias políticas y no simplemente como efectos de los discursos sobre el sexo. Esto significa que hay que añadir diversos capítulos a la historia de la sexualidad inaugurada por Foucault. La evolución de la sexualidad moderna está directamente relacionada con la emergencia de lo que podría denominarse el nuevo « Imperio Sexual » (para resexualizar el Imperio de Hardt y Negri). El sexo (los órganos sexuales, la capacidad de reproducción, los roles sexuales en las disciplinas modernas...) es el correlato del capital. La sexopolítica no puede reducirse a la regulación de las condiciones de reproducción de la vida, ni a los procesos biológicos que « conciernen a la población ». El cuerpo hetero (straight) es el producto de una división del trabajo de la carne según la cual cada órgano es definido por su función. Toda sexualidad implica siempre una territorialización precisa de la boca, de la vagina, del ano. De este modo el pensamiento heterocentrado asegura el vínculo estructural entre la producción de la identidad de género y la producción de ciertos órganos como órganos sexuales y reproductores. Capitalismo sexual y sexo del capitalismo. El sexo del ser vivo se convierte en un objeto central de la política y de la gobernabilidad. En realidad, el análisis foucaultiano de la sexualidad depende en exceso de cierta idea de la disciplina del siglo XIX. A pesar de conocer los movimientos feministas americanos, la subcultura SM o el Fhar en Francia, nada de esto le llevó realmente a analizar la proliferación de las tecnologías del cuerpo sexual en el siglo XX : medicalización y tratamiento de los niños intersexuales, gestión quirúrgica de la transexualidad, reconstrucción y « aumento » de la masculinidad y de la feminidad normativas, regulación del trabajo sexual por el Estado, boom de las industrias pornográficas... Su rechazo de la identidad y de la militancia gay le llevará a inventarse una retroficción a la sombra de la Grecia Antigua. Ahora bien, en los años 50, asistimos a una ruptura en el régimen disciplinario del sexo. Anteriormente, y como continuación del siglo XIX, las disciplinas biopolíticas funcionaban como una máquina para naturalizar el sexo. Pero esta máquina no era legitimada por « la conciencia ». Lo será por médicos como John Money cuando comienza a utilizar la noción de « género » para abordar la posibilidad de modificar quirúrgica y hormonalmente la morfología sexual de los niños intersexuales y las personas transexuales. Money es el Hegel de la historia del sexo. Esta noción de género constituye un primer momento de reflexividad (y una mutación irreversible respecto al siglo XIX). Con las nuevas tecnologías médicas y jurídicas de Money, los niños « intersexuales », operados al nacer o tratados durante la pubertad, se convierten en minorías construidas como « anormales » en beneficio de la regulación normativa del cuerpo de la masa straight (heterocentrada). Esta multiplicidad de los anormales es la potencia que el Imperio Sexual intenta regular, controlar, normalizar. El « post-moneismo » es al sexo lo que el post-fordismo al capital. El Imperio de los normales desde los años 50 depende de la producción y de la circulación a gran velocidad de los flujos de silicona, flujos de hormonas, flujo textual, flujo de las representaciones, flujo de las técnicas quirúrgicas, en definitiva flujo de los géneros. Por supuesto, no todo circula de manera constante, y además no todos los cuerpos obtienen los mismos beneficios de esta circulación : la normalización contemporánea del cuerpo se basa en esta circulación diferenciada de los flujos de sexualización . Esto nos recuerda oportunamente que el concepto de « género » fue ante todo una noción sexopolítica antes de convertirse en una herramienta teórica del feminismo americano. No es casualidad que en los años 80, en el debate que oponía a las feministas « constructivistas » y las feministas « esencialistas », la noción de « género » va a convertirse en la herramienta teórica fundamental para conceptualizar la construcción social, la fabricación histórica y cultural de la diferencia sexual, frente a la reivindicación de la « feminidad » como sustrato natural, como forma de verdad ontológica. Políticas de las multitudes queer

El género ha pasado de ser una noción al servicio de una política de reproducción de la vida sexual a ser el signo de una multitud. El género no es el efecto de un sistema cerrado de poder, ni una idea que actúa sobre la materia pasiva, sino el nombre del conjunto de dispositivos sexopolíticos (desde la medicina a la representación pornográfica, pasando por las instituciones familiares) que van a ser objeto de reapropiación por las minorías sexuales. En Francia, la mani del 1 de mayo de 1970, el número 12 de Tout y el de Recherches (Trois milliards de Pervers), el Movimiento de antes del MLF, el FHAR y las terroristas de las Gouines Rouges (Bolleras Rojas) constituyen una primera ofensiva de los « anormales ». El cuerpo no es un dato pasivo sobre el cual actúa el biopoder, sino más bien la potencia misma que hace posible la incorporación protésica de los géneros. La sexopolítica no es sólo un lugar de poder, sino sobre todo el espacio de una creación donde se suceden y se yuxtaponen los movimientos feministas, homosexuales, transexuales, intersexuales, transgéneros, chicanas, post-coloniales... Las minorías sexuales se convierten en multitudes. El monstruo sexual que tiene por nombre multitud se vuelvequeer.

El cuerpo de la multitud queer aparece en el centro de lo que podríamos llamar, para retomar una expresión de Deleuze/Guattari, un trabajo de « desterritorialización » de la heterosexualidad. Una desterritorialización que afecta tanto al espacio urbano (por tanto, habría que hablar de desterritorialización del espacio mayoritario, y no de gueto) como al espacio corporal. Este proceso de « desterritorialización » del cuerpo supone una resistencia a los procesos de llegar a ser « normal ». El hecho de que haya tecnologías precisas de producción de cuerpos « normales » o de normalización de los géneros no conlleva un determinismo ni una imposibilidad de acción política. Al contrario. Dado que la multitud queer lleva en sí misma, como fracaso o residuo, la historia de las tecnologías de normalización de los cuerpos, tiene también la posibilidad de intervenir en los dispositivos biotecnológicos de producción de subjetividad sexual. Esto es concebible a condición de evitar dos trampas conceptuales y políticas, dos lecturas (equivocadas pero posibles) de Foucault. Hay que evitar la segregación del espacio político que convertiría a las multitudes queer en una especie de margen o de reserva de trasgresión. No hay que caer en la trampa de la lectura liberal o neoconservadora de Foucault que llevaría a concebir las multitudes queer como algo opuesto a las estrategias identitarias, tomando la multitud como una acumulación de individuos soberanos e iguales ante la ley, sexualmente irreductibles, propietarios de sus cuerpos y que reivindicarían su derecho inalienable al placer. La primera lectura tiende a una apropiación de la potencia política de los anormales en una óptica de progreso, la segunda silencia los privilegios de la mayoría y de la normalidad (hetero)sexual, que no reconoce que es una identidad dominante. Teniendo esto en cuenta, los cuerpos ya no son dóciles. « Des-identificación » (para retomar la formulación de De Lauretis), identificaciones estratégicas, reconversión de las tecnologías del cuerpo y desontologización del sujeto de la política sexual, estas son algunas de las estrategias políticas de las multitudes queer.

- Des-identificación. Surge de las bolleras que no son mujeres, de los maricas que no son hombres, de los trans que no son ni hombres ni mujeres. En este sentido, si Wittig ha sido recuperada por las multitudes queer es precisamente porque su declaración « las lesbianas no son mujeres » es un recurso que permite combatir por medio de la des-identificación la exclusión de la identidad lesbiana como condición de posibilidad de la formación del sujeto político del feminismo moderno.

- Identificaciones estratégicas : Identificaciones negativas como « bolleras » o « maricones » se han convertido en lugares de producción de identidades que resisten a la normalización, que desconfían del poder totalitario, de las llamadas a la « universalización ». Influidas por la crítica post-colonial, las teorías queer de los años 90 han utilizado los enormes recursos políticos de la identificación « gueto », identificaciones que iban a tomar un nuevo valor político, dado que por primera vez los sujetos de la enunciación eran las propias bolleras, los maricas, los negros y las personas transgénero. A aquellos que agitan la amenaza de la guetización, los movimientos y las teorías queer responden con estrategias a la vez hiper-identitarias y post-identitarias. Hacen un uso radical de los recursos políticos de la producción performativa de las identidades desviadas. La fuerza de movimientos como Act Up, Lesbian Avengers o las Radical Fairies deriva de su capacidad para utilizar sus posiciones de sujetos « abyectos » (esos « malos sujetos » que son los seropositivos, las bolleras, los maricas) para hacer de ello lugares de resistencia al punto de vista « universal », a la historia blanca, colonial y hetero de lo « humano ».

Afortunadamente, estas multitudes no comparten la desconfianza -insistimos en ello- de Foucault, Wittig y Deleuze hacia la identidad como lugar de acción política, a pesar de sus diferentes formas de analizar el poder y la opresión. A inicios de los años 70 el Foucault francés se distancia del Fhar a causa de lo que él llama « tendencia a la guetización », mientras que al Foucault americano parecían gustarle mucho las « nuevas formas de cuerpos y de placeres » que las políticas de la identidad gay, lesbiana y SM habían producido en el barrio de Castro, el « gueto » de San Francisco. Por su parte, Deleuze criticaba lo que denominaba una identidad « homosexual molar », porque pensaba que promovía el gueto gay, para idealizar la « homosexualidad molecular » que le permitiría hacer de las « buenas » figuras homosexuales, desde Proust al « travestí afeminado », ejemplos paradigmáticos del proceso de « llegar a ser mujer » que estaba en el centro de su agenda política. Incluso le permitiría disertar sobre la homosexualidad en vez de cuestionarse sus propios presupuestos heterosexuales [7]. En cuanto a Wittig, podemos preguntarnos si su adhesión a la posición del « escritor universal » impidió que le borraran de la lista de los « clásicos » de la literatura francesa tras la publicación del Cuerpo Lesbiano en 1973. Está claro que no, cuando vimos cómo el periódico Le Monde se apresuraba a cambiar el título original de su nota necrológica, por un « Monique Wittig, la apología del lesbianismo » encabezado por la palabra « Desapariciones ». [8]

- Reconversión de las tecnologías del cuerpo : Los cuerpos de las multitudes queer son también reapropiaciones y reconversiones de los discursos de la medicina anatómica y de la pornografía, entre otros, que han construido el cuerpo hetero y el cuerpo desviado modernos. La multitud queer no tiene que ver con un « tercer sexo » o un « más allá de los géneros ». Se dedica a la apropiación de las disciplinas de los saberes/poderes sobre los sexos, a la rearticulación y la reconversión de las tecnologías sexopolíticas concretas de producción de los cuerpos « normales » y « desviados ». A diferencia de las políticas « feministas » u « homosexuales », la política de la multitud queer no se basa en una identidad natural (hombre/mujer), ni en una definición basada en las prácticas (heterosexuales/homosexuales) sino en una multiplicidad de cuerpos que se alzan contra los regímenes que les construyen como « normales » o « anormales » : son las drag-kings, las bolleras lobo, las mujeres barbudas, los trans-maricas sin polla, los discapacitados-ciborg... Lo que está en juego es cómo resistir o cómo reconvertir las formas de subjetivación sexopolíticas. Esta reapropiación de los discursos de producción de poder/saber sobre el sexo es una conmoción epistemológica. En su introducción programática al famoso número de Recherches sin duda inspirado por el FHAR, Guattari describe esta mutación en las formas de resistencia y de acción política : « el objeto de este número -las homosexualidades hoy en Francia- no podía ser abordado sin poner en cuestión los métodos ordinarios de investigación en ciencias humanas que, bajo el pretexto de la objetividad, intentan establecer una distancia máxima entre el investigador y su objeto (...). El análisis institucional, por el contrario, implica un descentramiento radical de la enunciación científica. Pero para ello no basta con »dar la palabra« a los sujetos implicados -lo cual es a veces una iniciativa formal, casi jesuítica- sino que además hay que crear las condiciones de un ejercicio total, paroxístico, de esta enunciación (...). Mayo del 68 nos ha enseñado a leer en los muros y después hemos empezado a descifrar los grafitis en las prisiones, los asilos y hoy en los váteres. Queda por rehacer todo un »nuevo espíritu científico« [9]. La historia de estos movimientos político-sexuales post-moneistas es la historia de esta creación de las condiciones de un ejercicio total de la enunciación, la historia de un vuelco de la fuerza performativa de los discursos, y de una reapropiación de las tecnologías sexopolíticas de producción de los cueros de los »anormales". La toma de la palabra por las minorías queer es un acontecimiento no tanto post-moderno como post-humano : una transformación en la producción y en la circulación de los discursos en las instituciones modernas (de la escuela a la familia, pasando por el cine o el arte) y una mutación de los cuerpos.

- Desontologización del sujeto de la política sexual. En los años 90 una nueva generación surgida de los propios movimientos identitarios comenzó a redefinir la lucha y los límites del sujeto político « feminista » y « homosexual ». En el plano teórico, esta ruptura tomó inicialmente la forma de un retorno crítico sobre el feminismo, realizado por las lesbianas y las post-feministas americanas, apoyándose en Foucault, Derrida y Deleuze. Reivindicando un movimiento post-feminista o queer, Teresa de Lauretis [10], Donna Haraway [11], Judith Butler [12], Judith Halberstam [13] en EEUU, Marie-Hélène Bourcier [14] en Francia, y lesbianas chicanas como Gloria Anzaldúa [15] o feministas negras como Barbara Smith [16] y Audre Lorde van a criticar la naturalización de la noción de feminidad que inicialmente había sido la fuente de cohesión del sujeto del feminismo. Se había iniciado la crítica radical del sujeto unitario del feminismo, colonial, blanco, emanado de la clase media-alta y desexualizado. Las multitudes queer no son post-feministas porque quieran o deseen actuar sin el feminismo. Al contrario. Son el resultado de una confrontación reflexiva del feminismo con las diferencias que éste borraba para favorecer un sujeto político « mujer » hegemónico y heterocentrado.

En cuanto a los movimientos de liberación de gays y lesbianas, dado que su objetivo es la obtención de la igualdad de derechos y que para ello se basan en concepciones fijas de la identidad sexual, contribuyen a la normalización y a la integración de los gays y las lesbianas en la cultura heterosexual dominante, lo que favorece las políticas pro-familia, tales como la reivindicación del derecho al matrimonio, a la adopción y a la transmisión del patrimonio. Algunas minorías gays, lesbianas, transexuales y transgéneros han reaccionado y reaccionan hoy contra ese esencialismo y esa normalización de la identidad homosexual. Surgen voces que cuestionan la validez de la noción de identidad sexual como único fundamento de la acción política ; contra ello proponen una proliferación de diferencias (de raza, de clase, de edad, de prácticas sexuales no normativas, de discapacidad). La noción medicalizada de homosexualidad que data del siglo XIX y que define la identidad por las prácticas sexuales es abandonada en favor de una definición política y estratégica de las identidades queer. La homosexualidad tan bien controlada y producida por la scientia sexualis del siglo XIX ha explotado ; se ha visto desbordada por una multitud de « malos sujetos » queer.

La política de las multitudes queer emerge de una posición crítica respecto a los efectos normalizadores y disciplinarios de toda formación identitaria, de una desontologización del sujeto de la política de las identidades : no hay una base natural (« mujer », « gay », etc.) que pueda legitimar la acción política. No tiene por objetivo la liberación de las mujeres de « la dominación masculina », como quería el feminismo clásico, porque no se basa en la « diferencia sexual », sinónimo de una división fundamental de la opresión (transcultural, transhistórica) basada en una diferencia de naturaleza que debería estructurar la acción política. La noción de multitud queer se opone a la de « diferencia sexual », tal y como fue explotada tanto en los feminismos esencialistas (de Irigaray a Cixous, pasando por Kristeva) como por las variantes estructuralistas y/o lacanianas del discurso del psicoanálisis (Roudinesco, Héritier, Théry...). Se opone a las políticas paritarias derivadas de una noción biológica de la « mujer » o de la « diferencia sexual ». Se opone a las políticas republicanas universalistas que permiten el « reconocimiento » e imponen la « integración » de las « diferencias »en el seno de la República. No hay diferencia sexual, sino una multitud de diferencias, una transversalidad de las relaciones de poder, una diversidad de las potencias de vida. Estas diferencias no son « representables » dado que son « monstruosas » y ponen en cuestión por eso mismo no sólo los regímenes de representación política sino también los sistemas de producción de saber científico de los « normales ». En este sentido, las políticas de las multitudes queer se oponen tanto a las instituciones políticas tradicionales que se presentan como soberanas y universalmente representativas, como a las epistemologías sexopolíticas heterocentradas que dominan todavía la producción de la ciencia.

(Traducción al castellano : el bollo loco)

[1] Audre Lorde, Sister Outsider, California, Crossing Press, 1984.

[2] Ti-Grace Atkinson, « Radical Feminism »,en Notes from the Second Year, New York, Radical Feminism, 1970, pp. 32-37 ; Ti-Grace Atkinson, Amazon Odyssey, New York, Links, 1974.

[3] Radicalesbians, « The Woman-Identified Woman », en Anne Koedt, dir. Notes from the Third Year, New York, 1971.

[4] Monique Wittig, The straight mind and other essays, Boston, Beacon Press, 1992.

[5] Michel Foucault, Historia de la sexualidad, Volumen I, Siglo XXI, Madrid, 1979.

[6] Maurizio Lazzarato, Puissances de l’invention. La psychologie économique de Gabriel Tarde contre l’économie politique, Paris, Les Empêcheurs de penser en rond, 2002.

[7] Para un análisis detallado de este uso de los tropos homosexuales, ver el capítulo « Deleuze o el amor que no osa decir su nombre », en Beatriz Preciado, Manifiesto contra sexual, Opera Prima, Madrid, 2002.

[8] Le Monde, sábado 11 de enero de 2003.

[9] Félix Guattari, Recherches, « Trois millards de pervers », marzo 1973, pp.2-3.

[10] Teresa De Lauretis, Technologies of Gender, Essays on Theory, Film, and Fiction, Bloomington, Indiana University Press, 1987.

[11] Donna Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres, Cátedra, Madrid. 1995.

[12] Judith Butler, El género en disputa, Paidós, México, 2001.

[13] Judith Halberstam, Female Masculinity, Durham, Duke University Press, 1998.

[14] Marie-Hélène Bourcier, Queer Zones, politiques des identités sexuelles, des représentations et des savoirs, Paris, Balland, 2001.

[15] Gloria Anzaldúa, Borderlands/La Frontera : The New Mestiza, San Francisco, Spinster/Aunt Lutte, 1987.

[16] Gloria Hull, Bell Scott and Barbara Smith, All the Women Are White, All the Black Are Men, But Some of Us Are Brave : Black Women’s Studies, New York, Feminist Press, 1982.

jueves, junio 26, 2008

Hoy: "La traición de lo permanente" en la Sala Luis Miro Quesada

Esta noche, a las 7:30 pm., en la Sala Luis Miro Quesada Garland (Esq. Larco y Diez Canseco, en Miraflores), inaugura la exposición curada por Augusto del Valle bajo el título de La traición de lo permanente. En ella participan Jaime Domenack, Haroldo Higa, Eliana Otta, Eriván Phumpiú, Adriana Rodríguez y Pilar Talavera. Aquí el texto de presentación del curador.





La traición de lo permanente.
Augusto del Valle


El reto de reflexionar sobre el sentido de la memoria y acerca de los íconos con los que nos vinculamos con frecuencia, es un desafío cotidiano. La tensión entre la convención publicitaria, la moda, el diseño y los lugares inestables de la memoria suele ser el espacio de una traición constante. Y lo que se traiciona no es lo efímero sino todo lo contrario, lo permanente: Un viejo lugar entrañable, la lenta velocidad del pensamiento, la aventura de la interpretación, una interesante historia real o ficticia, la sensación inmediata perdida en el detalle; y esto, solo por hablar solo de unos cuantos viejos dilemas.

En un interesante artículo que fue publicado hace pocos días, un par de inteligentes artistas aparecen como pequeñas empresarias, ante las dificultades para exhibir que el medio les oponía cuando -luego de vivir varios años en el extranjero- llegaron a Lima, en el año 2001. Ellas ahora tienen una plataforma web muy rentable. Cuentan ellas que en esa época «Había una marcada tendencia conceptual, lo pop estaba en auge (y continúa estándolo). Las listas de espera eran y son imposibles en las galerías».

Por mi lado, como «crítico», solo a partir del 2004 recuerdo haber colocado al año 2001 como el final de una época y el comienzo de otra, al menos en lo que se refiere a la escena artística local. Para esquematizar y simplificar, lo que se terminaba entonces era la época de las exposiciones con objetos y representaciones visuales «estáticas», por así decir. En otras palabras, el «cubo blanco» -que es así como se le ha llamado durante algún tiempo al espacio neutral de las paredes en blanco, listas para albergar un cuadro o una escultura- pronto devino en una suerte de «cuarto oscuro», presto a recoger el movimiento de alguna proyección. Pero, a decir verdad, ni la neutralidad de una pared para una sala tradicional de exhibición, ni su invertida variante posmoderna, han sido modelos que haya tomado en serio en el momento de plantear un «proyecto».

Con la conciencia de estar viviendo un nuevo momento, La traición de lo permanente se propone como un proyecto que indaga entre tales fronteras de la comunicación, pronunciándose con un leve tono irónico. Se ubica en el umbral que divide a ciertos tipos de representación, por ejemplo, a un dibujo de un video, o a un objeto «colocado» en un lugar –sin pedestal, claro- de la proyección digital que lo recoge y lo transforma; entre lo que está para ser percibido por el cuerpo y lo que -a otra velocidad- el ojo interpreta. Entramos a un café, sacudidos por el olor que desde la calle percibimos, mientras involuntariamente traspasamos el umbral para «dar» nuestro tiempo con el afán descifrar una serie de signos en una pantalla.

Los lugares de esta memoria son espacios con imágenes, íconos e historias. Lugares que apelan a la atención de cualquiera de nosotros. Acostumbrados a la televisión, al cine o a la Internet, resulta ahora necesario dejar respirar a otras formas de percepción, acaso en trance de desaparición y olvido. Pero ¿quién no ha participado de alguna historia, sea real o ficticia, que haya ejercido sobre su memoria e identidad una influencia duradera, sostenida? ¿Algún personaje cuyo perfil nos haya fascinado sin una razón concreta? ¿Alguna figura cuya forma de vestir nos haya cautivado para siempre? Seis jóvenes artistas han asumido el reto de reflexionar sobre el sentido de la memoria y de los íconos con los que se vinculan a menudo, en la vida cotidiana. Y aquí están los resultados.

miércoles, junio 25, 2008

Universalizar las capacidades de cualquiera - Entrevista a Jacques Rancière

No he podido actualizar estas dos últimas semanas porque estoy en la recta final del segundo trimestre de mis clases, y con un verano que ya nos empieza a sofocar. Pero ya a partir de la próxima semana espero volver a la normalidad. Hay varias que quisiera compartir y espero en estas pequeñas vacaciones de clases (mas no de trabajo, porque me voy a Lima un par de semanas) me lo permitan.
Aprovecho para recuperar una buena entrevista al filósofo argelino Jacques Rancière publicada en la revista Archipiélago hace un par de años. Y aquí un blog muy pertinente también que está dedicado a su trabajo y a sus ideas: Jacques Rancière.
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Universalizar las capacidades de cualquiera
Entrevista a Jacques Rancière

Pareciera que una maldición pesa sobre la acción política que quiere cambiar el mundo. O bien hay prácticas políticas locales, singulares, colectivas y situadas, experimentando sobre terrenos concretos (salud, educación, prisión, inmigración...) problemas y respuestas efectivas, en primera persona, pero desentendidas del “conjunto de la sociedad”. O bien hay “alternativas generales” que sólo máquinas de abstraer y de neutralizar la participación pública de cualquiera, como los partidos políticos, pueden poner en marcha. Es la oposición entre universal y particular que organiza hoy las ideas dominantes.

El pensamiento político de Jacques Rancière señala el carácter ficticio de esa fatalidad: no hay nada natural en ella, sólo la reproduce determinada forma de pensar. La política es la articulación, crítica y disensual, entre un problema concreto y la lógica general de dominación. Un sujeto político es quien va más allá de reclamar su “parte” y cuestiona la misma distribución jerárquica de las partes y los lugares (lo que Rancière llama la “lógica de Policía”, opuesta a la política). Ese “suplemento” a la distribución instituida de las partes y los lugares supone una dimensión de universalidad: una práctica política singular y situada puede atravesar lo social entero con las preguntas que plantea, con la afirmación de las capacidades de cualquiera para la acción que demuestra. Aquí se rompe la oposición entre universal y particular: la política crea casos de lo universal singularizado, concreto. Ya no el universal policial de la representación política, sino un nuevo universalismo emancipador.

La siguiente entrevista con Jacques Rancière fue realizada en el marco del encuentro sobre “Nueva derecha: ideas y medios para la contrarrevolución”, que Archipiélago coorganizó junto a la Universidad Internacional de Andalucía el noviembre pasado[1]. Plantea algunas preguntas y problemas a Jacques Rancière a modo de invitación a actualizar las claves básicas de su pensamiento político, a la luz de las transformaciones del mundo en curso. Se celebró en la librería La Fuga, en el corazón de Sevilla.

Archipiélago: Surge una cuestión sobre la “política de los sin parte”. ¿Qué significa ser hoy “sin parte”, si tenemos en cuenta que, con la precarización generalizada de la vida que las reglas del capitalismo postfordista ha impuesto, parecería que esa condición podría atribuirse a “cualesquiera” figuras sociales?

Jacques Rancière: Creo, en primer lugar, que tal vez sea preciso aclarar la noción de “sin parte”. Para mí, la noción de los “sin parte” es la noción de un sujeto político, y un sujeto político nunca puede ser identificado sin más con un grupo social. Razón por la cual digo que el pueblo político es el sujeto que encarna la parte de los sin parte –con ello no decimos “la parte de los excluidos”, ni que la política sea la irrupción de los excluidos, sino que la política es, ante todo, la acción del sujeto que sobreviene con independencia de la distribución de las partes sociales. En el fondo, esta concepción se distingue de una concepción tradicional, marxista, que identifica un sujeto de la emancipación con una determinada figura social producida por el desarrollo económico, por la producción capitalista. Esto tiene que ver con la cuestión del “precariado”, puesto que “precario”, sobre todo en la teorización de Negri, designa una nueva dimensión económica, una nueva forma de trabajo y, al mismo tiempo, se supone que define nuevas formas de subjetividad política. La tesis de estos autores sería que el precario, como nueva figura, ocupa el lugar del proletariado, en tanto que otro tipo de obrero, producido al fin y al cabo por otro tipo de economía, esto es, ocupa el lugar del obrero definido por la gran industria, por el fordismo, etc. Para pensar esta cuestión, es preciso salir de la cuestión de la “precarización”, y tal vez sea preciso retroceder en el tiempo para reconocer lo que “proletario” ha significado precisamente como sujeto político. Toda la doctrina marxista tradicional define el proletario como el obrero formado por la gran industria, y en particular, el obrero fordista. Ahora bien, es preciso recordar que el movimiento obrero fue inventado por obreros que eran tan precarios como los trabajadores precarios de hoy en día, y que, por encima de todo, “proletario” define la relación entre una exclusión y una inclusión. “Proletarios” significa, ante todo, aquel que no tiene parte, aquellos que viven sin más, y políticamente define aquellos que no son tan sólo seres vivos que producen, sino sujetos capaces de discutir y de decidir acerca de los asuntos de la comunidad. Así, pues, representar la “parte de los sin parte” quiere decir precisamente vincular la cuestión del estatuto de una u otra categoría a la cuestión más general del poder de cualquiera. El corazón de la subjetivación histórica proletaria fue precisamente la capacidad, no de representar la potencia colectiva, productiva, obrera, sino de representar la capacidad de cualquiera, la capacidad, justamente, en tanto que excluido. De esta suerte, una forma de integración/exclusión económica es una cosa, distinta de una forma de integración/exclusión política. Uno puede estar en una situación precaria, y estar sin embargo constituido como una identidad por un sistema, pero también uno puede tener un estatuto de trabajador muy definido, y al mismo tiempo estar completamente identificado a esa esfera particular, a la par que excluido de la esfera de los asuntos comunes.

Archipiélago: Retornemos a lo que usted denomina “policía”, esto es, el poder en tanto que capacidad de disponernos los lugares, las partes, los atributos de cada uno, con arreglo a una lógica de “contar las partes”. A este respecto, ¿cómo funcionaría esta figura del poder de policía —contrapuesta a la política en tanto procedimento desidentificatorio— en la lógica de la sociedad-red, en la lógica conexionista, esto es, cuando ya no estamos definidos por la pertenencia a una estructura, sino por el acceso y la conexión a la “red”, que ha de ser conquistada en cada momento, so pena de desconexión, de caída en el vacío?

J. Rancière: Creo que el presupuesto de su pregunta, esto es, que ya no vivimos en sociedades de pertenencia, que todo se ha tornado precario, móvil, fluido, etc., ha de ser puesto en tela de juicio. Creo que seguimos viviendo en un mundo “sólido”, marcado por pertenencias, a diferencia de cuanto afirman las teorías acerca de una sociedad postfordista o postmoderna. No obstante, aun partiendo de tales supuestos, me parece que con ello se define precisamente una forma de policía perfectamente concreta, que debe con mayor razón marcar determinadas pertenencias y determinados límites. El hecho de que las posiciones sean más móviles en el ámbito individual no elimina la función policial en cuanto tal, esto es, la función de definición de categorías de estabilidad y de permanencia. Creo que podemos determinar tres dominios en los que esta especie de redefinición de la policía es capaz precisamente de redefinir categorías estables:

a) Un primer dominio es el de la reestructuración de los sistemas de seguridad social, de los sistemas de organización del trabajo y de los sistemas de adopción de aquellos que no trabajan, porque cuando hay mucha gente que en efecto son precarios, nos encontramos con que el Estado se apodera de funciones que antes eran funciones compartidas y negociadas, principalmente entre el Estado y las organizaciones sindicales u organizaciones surgidas de la sociedad misma. Ahora bien, lo que sucede en una situación como la nuestra es que asistimos a una tendencia por parte del Estado a monopolizar esas funciones, por ejemplo, a transformar los sistemas de solidaridad social en sistemas de protección garantizados conforme a criterios fiscales. Si nos fijamos en un conflicto como, por ejemplo, el de los intermitentes del espectáculo en Francia —que considero un conflicto ejemplar desde este punto de vista—, tenemos una categoría de trabajadores que plantea problemas para los sistemas contables de la seguridad social, y que plantea precisamente el problema siguiente: ¿qué constituye hoy el estatuto social de un individuo, qué relación encontramos en lo sucesivo entre los individuos, la estructura del trabajo y la pertenencia al Estado? Otro dominio se determina desde el momento en que el Estado debe gestionar el no trabajo o el trabajo parcial, etc., debe gestionar en consecuencia las relaciones entre trabajo y vida. Se plantea entonces la cuestión: ¿quién es capaz o no de llevar a cabo la reflexión sobre esa relación? Todos los debates sobre la reforma del sistema de pensiones, sobre las formas ambiguas, como los intermitentes del espectáculo, plantean la cuestión las formas de relación de un pequeño segmento del mundo del trabajo con el resto de la sociedad, plantean la cuestión de la relación entre el presente y el porvenir, esto es, la cuestión de quién es capaz de pensar esa relación entre el presente y el porvenir. ¿Son capaces de pensar esa relación los intermitentes del espectáculo, o bien se trata de un monopolio del Estado? En cuyo caso sólo éste podría pensar la relación de lo particular con lo general, y del presente con el porvenir.

b) El segundo punto nodal es la cuestión de los límites. Se supone que el trabajo se torna más precario, o más fluido, en un mundo en el que en principio ya no habría fronteras, en el que las riquezas y los seres humanos circularían libremente. Pero sabemos perfectamente que lo que sí se verifica en el caso de las riquezas no lo hace en el de los seres humanos. Entramos en particular en la cuestión de las fronteras, esto es, la cuestión de quién puede entrar o no en un país. En este sentido, asistimos en la actualidad a un reforzamiento de la cuestión de la pertenencia, que puede cobrar formas violentas, de rechazo del extranjero, o bien formas policiales/refinadas [policiers/policées], con la fijación de cuotas de extranjeros que pueden ser admitidos al año, etc. La cuestión de la inmigración —tal y como es denominada— ha sido siempre una cuestión práctica, ligada a las diferentes oleadas migratorias. Hoy se torna en una cuestión pública, es decir, en el momento en el que, en principio, numerosas fronteras tienden a desaparecer, por otro lado se refuerzan en lo que atañe a los seres humanos, determinando una contradicción en el sistema, que intenta controlar este flujo con la idea de límites, cuotas, competencias, criterios, y que, por otra parte, algunos movimientos intentan precisamente politizar la cuestión, diciendo que todos aquellos que quieren vivir en un lugar tienen el derecho a hacerlo, que todos aquellos que trabajan en un lugar pueden ser ciudadanos del país en el que trabajan, etc.

c) Un tercer punto significativo de lo que a mi modo ver constituye una continuidad y al mismo tiempo de redefinición de la lógica de policía, que es en términos generales la cuestión de los agentes, los interlocutores válidos. Tomemos como ejemplo un país como Francia, en el que tradicionalmente rigen los valores universales, los valores de la República, en el que no se reconoce a las comunidades. En realidad, un país que se dice universalista se enfrenta a estas cuestiones del siguiente modo: por un lado, el Estado define todo lo conflictivo como un problema que ha de ser resuelto mediante un análisis experto. Ahora bien, una vez hecho esto, la lógica de policía ha de arrostrar el problema de cómo transformar los resultados de tales análisis expertos en medidas que sean aceptadas. Se plantea entonces la necesidad de encontrar interlocutores válidos. Es preciso constituir a los interlocutores, es preciso tener, justamente, representantes de todos los afectados por un determinado problema. De esta suerte, la sociedad oficial se afana en decir que han de formarse interlocutores, y que frente a los diferentes derechos —que en Francia, de nuevo, se expresa como el problema de la separación entre la sociedad oficial y la sociedad real— hay que establecer un sistema de cuotas, o que los partidos políticos incluyan candidatos de minorías en sus listas electorales, que tengan su cuota de mujeres, su cuota de personas de origen inmigrante, etc. Se configura así un nuevo punto de tensión, de conflicto entre política y policía, que puede definirse del siguiente modo: ¿ha de ponerse en práctica una lógica policial de designación de representantes de las partes, o de interlocutores oficiales de una negociación, o bien prevalece una lógica política, que no concibe representantes de un grupo, sino enunciadores de un conflicto, no sencillamente entre grupos, sino entre lógicas de constitución de la comunidad?

Archipiélago: La irrupción política de los sin parte, intempestiva, que desplaza límites, redefine los datos de los problemas, abre espacios políticos, plantea el problema de la continuidad. En América Latina, por ejemplo, resurge en la actualidad la temática de los contrapoderes, esto es, de una persistencia espacio-temporal de las irrupciones políticas, de una inscripción en la vida cotidiana del acontecimiento y de su relativa institucionalización en ruptura. ¿Cabe concebir una prolongación del acontecimiento político, más allá de su irrupción? ¿Cómo podemos persistir en el mismo, organizar la política con arreglo a una temporalidad no solamente irruptiva?

J. Rancière: En primer lugar, no me considero un fanático del acontecimiento como irrupción. Pienso que los acontecimientos, es decir, las secuencias de movimiento identificables, no son irrupciones, sino transformaciones del paisaje común. En este sentido, me parece que hay que salir de la oposición entre la irrupción de los acontecimientos, por un lado, y la organización, que sería algo sólido, instalado, por el otro. Un acontecimiento es una transformación del tejido común, mientras que la cuestión de la organización consiste en cómo prolongar esa transformación de lo que es visible, sensible, de lo que se revela como posible para quienes eran considerados incapaces, encerrados en su impotencia. Se trata de una cuestión paradójica: una organización en sí misma no tiene ningún interés. La cuestión atañe más bien al problema de porqué y para qué hay que organizarse, esto es, en qué medida aquello es político, en saber cuáles son los nudos políticos. A mi modo de ver, los nudos políticos son siempre algo que remite siempre a la parte de los sin parte, es decir, a la manifestación de una capacidad de cualquiera. La política está ligada a esa universalización de la capacidad de cualquiera. Y en este sentido, en el fondo lo que hay que prolongar, lo que está en el centro de la organización es esa capacidad de multiplicar la demostración que ha tenido lugar en un momento y en lugar determinados: cualquiera es capaz de acción política. Esto nos conduce además a la cuestión del tipo de temporalidad. Cuando pensamos en cómo prolongar el acontecimiento, nos vemos trabados por dos tipos de temporalidad tradicional, a los cuales se nos remite en todo momento. El primer tipo es la temporalidad de la sociedad “política”, de los políticos, con sus plazos (elecciones, el Tratado Constitucional Europeo, por ejemplo, etc.). Se trata de una remisión constante de todo combate, de su traducción en plazos institucionales. El segundo es la temporalidad tradicional de las etapas. En ésta se considera que somos transportados por una suerte de corriente de la historia, por el desarrollo del capital, la transformación de los modos de producción. Y en esa medida se trata de traducir todas las secuencias de movimiento con arreglo a esa temporalidad por etapas: ¿cómo constituir núcleos cada vez más importantes de nuestro grupo? ¿Cómo constituir fuerzas cada vez mayores del partido de mañana?, etc. Creo que es preciso salir de esa doble temporalidad, esto es, es preciso aceptar que no somos transportados por la historia, por una especie de porvenir que estaría ya incluido, presente, en una especie de dinámica propia de la sociedad. Me remito al El maestro ignorante, donde he analizado la teoría de la emancipación intelectual según Jacotot. Allí se plantea que la igualdad no es nunca un objetivo, sino siempre un presupuesto. Así, pues, lo importante es lo que, en cada momento, permite la presentación, la declaración, la afirmación, la encarnación de una potencia de igualdad, de una potencia de capacidad de cualquiera. A mi modo de ver, cabe salir de esa temporalidad de los objetivos, del futuro opuesto al presente, para pensar en una temporalidad del crecimiento del presente, o del crecimiento de las potencialidades del presente, que no se definen mediante cálculos estratégicos, sino por las capacidades nuevas que pueden surgir, desarrollarse, confirmarse en cada momento. En este sentido, si cabe concebir una organización política, se trataría de una organización que permite, no sólo una progresión de etapas, sino algo así como un crecimiento de las capacidades en todos aquellos lugares en la que éste puede afirmarse.

Archipiélago: ¿Qué experiencias concretas de movimientos políticos actuales podrían servir de ejemplo de esa modalidad de universalización en tanto que crecimiento y multiplicación de las capacidades de cualquiera?

J. Rancière: Por desgracia, los ejemplos de ese crecimiento son raros. En buena medida porque, a mi modo de ver, las organizaciones políticas permanecen completamente atrapadas en las dos modalidades de temporalización, esto es, la de los plazos de la política sistémica, así como en la de las etapas de la revolución. Como consecuencia de ello, muchos movimientos que encarnan acontecimientos son al mismo tiempo movimientos que se cierran sobre su propio acontecimiento, sobre su propio medio, su propio lugar, sus propios nudos de problemas (por ejemplo, la revuelta en las banlieues de noviembre 2005). Hoy, por servirnos de un ejemplo francés, encontramos dos escenas: por un lado, la escena oficial (con sus elecciones, etc.) y, por otro lado, como si se tratara de dos extremos, la escena del margen, esto es, de expresiones como la del movimiento de los sin papeles, de los intermitentes del espectáculo, etc. La consecuencia de esto es una especie de división, donde encontramos gente que dice: “nosotros rechazamos la política oficial; nosotros hacemos una política real de las personas, una política sobre el terreno”, etc. Esto crea a veces formas de eficacia bastante fuertes, pero que declaran que su fuerza reside en que sólo se ocupan de sí mismas. Un ejemplo de ello lo tenemos en el movimiento contra la expulsión de familias sin papeles que está llevando a cabo el gobierno francés en estos meses. Se trata de un movimiento muy fuerte, que se ha constituido en torno a las escuelas a las que acuden los hijos de las familias sin papeles con orden de expulsión, esto es, en torno a casos precisos: en tal escuela hay un niño de una familia que va a ser expulsada. Se produce una implicación muy fuerte en torno a esa batalla concreta, y que consigue resultados, pero en el fondo lo hace precisamente diciendo: “nosotros sólo nos ocupamos de eso; no nos ocupamos del resto de la sociedad oficial, de las elecciones, etc.”. Ésta es la situación. Pero, a mi modo de ver, se trata de llegar a constituir movimientos que sean capaces de decir algo, de expresarse como fuerza política sobre absolutamente cualquier cosa. Tanto sobre los sin papeles, las revueltas de la banlieue o las elecciones presidenciales. Rompiendo esa especie de división entre lo que sería la escena oficial y la escena de lo que sería la acción concreta. No obstante, surgen movimientos interesantes. Por ejemplo, en la primavera pasada surgió en Francia el movimiento contra el cpe (Contrato de primer empleo), formado fundamentalmente por jóvenes. Lo interesante de este movimiento consiste en que ha sido impulsado por gente que no pertenece al “mundo del trabajo” asalariado, esto es, no se trata de una lucha por la defensa de los intereses de tal grupo, de tal institución, etc., sino de un combate por la articulación entre dos bloques de la sociedad, el de la formación y el del mercado de trabajo. A este respecto, pienso que ha habido avances importantes en el seno del movimiento. Sin embargo, el problema sigue consistiendo más bien en constituir una organización que se muestre capaz de tornarse en actor general de la política, no sólo de prolongar acontecimientos, sino capaz de declararse no como actor parcial (rompiendo con esa lógica de los actores parciales específicos para tal o cual combate), esto es, una organización, como hemos dicho, capaz de manifestarse sobre cualquier cosa (ya sea la cuestión de los sin papeles, las elecciones presidenciales, o el conflicto palestino-israelí) para expresar, en todo lugar, la capacidad de cualquiera.

No obstante, no tengo soluciones para el problema. Para mí, el problema consiste ante todo en redefinir lo que es político, esto es, quién es capaz de política. A mi modo de ver, esto es algo previo a toda teoría de la organización. Estamos en una situación en la que, en lo que atañe a la organización, habría que pensar en algo así como un Forum. No obstante, a un Forum suelen llegar decenas de organizaciones, cada una con su punto de vista, sus intereses, etc., e intentan convencerse unas a otras. Se trata a decir verdad de una estructura muy sesgada por la lógica de la organización. Para contrarrestar esta tendencia, se trataría de que cada acontecimiento, cada conflicto, lograra constituir su propia memoria, su propia acumulación, apoderándose de otras cuestiones. Se trataría de que quienes trabajan en las cuestiones del altermundialismo, de los derechos de las mujeres, o de los gays, de los extranjeros, etc., constituyeran el espacio en el que esa apropiación mutua pueda tener lugar, en el que pudiera hablarse de todo. Y lo que está en discusión es el estatuto de unos temas/sujetos políticos en tanto que fuerza de organización política, pero esta fuerza reside precisamente en la capacidad de problematizar otras cuestiones en tanto que actores generales que manifestan la capacidad de cualquiera, es decir, está en discusión esa extensión de las capacidades, no de prolongar eventos sino de declarar que en el fondo no hay actores parciales, ligados exclusivamente a tal o cual combate. De lo contrario no estamos ante una capacidad de universalización de los acontecimientos que no se vea preformada por la lógica sistémica o por la lógica de la historia.

Archipiélago: ¿Se puede luchar sin un horizonte utópico de transformación generalizada de la sociedad o sin ese horizonte estamos condenados a movimientos políticos que sólo dicen “No” (no a la guerra, no a la gestión mentirosa del Partido Popular tras el atentado del 11 de marzo, no al cpe, etc.)?

J. Rancière: Son dos aspectos fundamentales de un mismo problema: la articulación de lo afirmativo y lo negativo en la acción política. En primer lugar, pienso que todo conflicto social significativo se plantea en primer lugar como una defensa frente a un ataque, fundamentalmente como una defensa frente a un ataque del Estado. Pero al mismo tiempo, en todo conflicto hay justamente una afirmación de capacidades. En todo conflicto social, ya se trate de la reforma del mercado de trabajo, de los sistemas de seguridad social, no se trata únicamente de saber quién pagará la protección social, sino quién es capaz de pensar en la comunidad y en el porvenir.

Esa afirmación de capacidades la encontramos, por ejemplo, en el conflicto que plantean los sin papeles, y se manifiesta en la destitución de la parte que les es asignada en tanto que desgraciados, y en tanto que incompetentes. Evidentemente, esto es falso. Ellos desarrollan una capacidad de hablar de la comunidad y dejan por ello de ocupar la parte de las víctimas.

Un segundo aspecto atañe a la cuestión de si se puede actuar políticamente sin tener una visión clara de una sociedad venidera. Mi punto de vista es que sí: no es preciso tener una visión clara de lo que sería, por ejemplo, la sociedad socialista. Hoy un movimiento político puede desarrollar la potencia de sus afirmaciones sin una referencia clara a esa sociedad venidera, lo que no significa que esto no sea un límite, un límite difícil de superar. En toda lucha hay en juego un porvenir, pero nunca sabemos el sentido de ese porvenir. De ahí que resulte difícil evitar una especie de perplejidad y la caída en un porvenires ya constituidos, como pudiera ser la teoría de la autonomía, por ejemplo.

Traducción del francés por Raúl Sánchez Cedillo

* Entrevista realizada por Marina Garcés, Raúl Sánchez Cedillo, Amador Fernández-Savater en noviembre de 2006.

De Jacques Rancière en español puede leerse: El odio a la democracia, Madrid, Amorrortu, 2006 (a propósito de este libro léase la entrevista a J. Rancière titulada “El nuevo discurso antidemocrático” que se publicó en el nº 72 de Archipiélago); El viraje ético de la estética y la política, Santiago de Chile, Palinodia, 2006; Sobre políticas estéticas, Barcelona, Llibres de recerca, 2005; El inconsciente estético, Buenos Aires, Del Estante Editorial, 2005; La fábula cinematográfica. Reflexiones sobre la ficción en el cine, Barcelona, Paidós, 2005; El maestro ignorante, Barcelona, Laertes, 2003; La división de lo sensible. Estética y política, Salamanca, Consorcio Salamanca, 2002; y El desacuerdo. Política y filosofía, Buenos Aires, Nueva Visión, 1996.

© Amador Fernández-Savater, 2006. Este artículo ha sido publicado bajo una licencia Creative Commons. Reconocimiento-No comercial-Sin obra derivada 2.5 . Se permite copiar, distribuir y comunicar públicamente el texto por cualquier medio, siempre que sea de forma literal, citando la fuente y sin fines comerciales.

NOTAS

1. Los contenidos del encuentro se pueden consultar en http://www.unia.es/artpen/etica/etica02/frame.html

Conversatorio en 80m2: Archivo - Collage de Juan Diego Vergara


CONVERSATORIO

ARCHIVO / COLLAGE
Juan Diego Vergara

Miércoles 25de junio, 8:00 pm


La galería 80m2 te invita a participar en el conversatorio de la muestra

ARCHIVO / COLLAGE de Juan Diego Vergara, quien llevara acabo la acción COLLAGE conjuntamente con los asistentes.

Todos los que deseen participar siéntanse en la libertad de traer material (fotocopias o cualquier tipo de objeto) relacionado con la década de los 80s bajo la premisa de que significo para ti esta época.

Los esperamos

sábado, junio 21, 2008

MAC-Lima detenido

La directiva del Instituto de Arte Contemporáneo a remitido este comunicado a los vecinos de Barranco, extensivo aquí a todos los interesados en seguir el tema del MAC-Lima.

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COMUNICADO

I.Información a los vecinos de Barranco

A pesar de nuestra decisión de reiniciar en el mes de abril la construcción del Museo de Arte Contemporáneo-Lima para culminarlo en octubre del presente año, y contando para ello con fondos donados por benefactores, continuamos impedidos de actuar ante la oposición pública constante del alcalde de Barranco y de algunas otras personas. Ellos saben que es fundamental que exista tranquilidad social y apoyo municipal para poder utilizar los fondos.

El IAC buscando una nueva solución, el 25 de abril, propuso a la Municipalidad, por escrito, habilitar por cuenta del IAC otro parque con juegos infantiles en el sector que el Municipio decidiese, dando prioridad a las zonas con menos recursos; construir una concha acústica para conciertos y actividades en gestión compartida con la Municipalidad; otorgar adicionalmente a la Municipalidad el 10% de los ingresos de sus actividades no culturales, las que tendrá que realizar como hacen todos los museos del mundo para sostenerse y como lo permite el contrato; terminar con todos los juicios; y, trabajar con el Municipio en programas como "Barranco distrito de los Museos y las Artes" y "Creciendo con el Museo" en favor de los vecinos y de los habitantes de Lima en general.

Pese a esta propuesta, formalizada a petición del alcalde, hasta la fecha no hemos recibido ninguna respuesta, y a su vez sigue entorpeciendo el proceso de arbitraje: ¿Por qué?

El Museo de Arte Contemporáneo-Lima mejorará la calidad de vida de todos los vecinos y contribuirá a generar una identidad que mira al futuro, retoma el pasado, y valora la creatividad e imaginación de las generaciones del presente.

II. El parque es público: es para todos

El área construida y donde funcionará el Museo de Arte Contemporáneo es de 2,213.58m² y el área libre y verde es de 12,437.604m². Esta área verde, el parque, es mantenida y cuidada por el Instituto de Arte Contemporáneo. ¿Qué significa esto? Que el Instituto de Arte Contemporáneo paga la seguridad del parque, a los jardineros y a la gente de limpieza para que lo mantengan en buenas condiciones, la energía eléctrica y el agua, ha puesto bancas para su disfrute y ha construido un espejo de agua. Es por ello que los vecinos lo ven y disfrutan desde ya como un espacio limpio, seguro y atractivo.

Este parque es de ingreso libre y gratuito. Tiene una reja pues sólo así se puede mantener y cuidar como lo tenemos. Otros parques de Lima tienen una reja y también tienen horarios de apertura, como el Gran Parque de Lima, el Parque Universitario, entre otros. Esta situación pasa en el Perú y en el mundo. El parque está abierto de 8.00am a 8:00pm y ya mucha gente va a disfrutarlo y nos gustaría que cada vez sea más concurrido.

Es necesario que este parque siga teniendo un carácter de disfrute y de espacio cultural estando así en armonía con el futuro Museo. Hemos propuesto a la Municipalidad conformar un comité de actividades culturales del parque con representantes de las Juntas Vecinales y el municipio para darle así más vida a este espacio tan emblemático para el distrito.

El arte y la cultura van de la mano a la creatividad y al sano entretenimiento. No sólo se podrá pasear y disfrutar, sino que se tendrá la oportunidad de combinar diversión con cultura a través del Museo de Arte Contemporáneo-Lima y de la dinámica cultural que éste genere en la zona.


III.Información a los vecinos de Barranco

- La Municipalidad de Barranco entregó en concesión el Parque Montero Bernales al IAC el 06 de marzo de 2002 para que construyera un Museo de Arte Contemporáneo, y se encargue de su administración por un plazo de 60 años.

- El IAC y la Municipalidad han mantenido interés conjunto en este proyecto cultural. Sin embargo algunos vecinos iniciaron juicios impidiendo su finalización. El Poder Judicial los desestimó. El último terminó en mayo del 2007.

- Resueltos dichos juicios, el 07 de junio del 2007 se presentó públicamente el proyecto del MAC-Lima. Ese mismo día el alcalde Mezarina manifestó a los medios de comunicación su decisión personal de resolver el contrato de concesión al IAC.

- El 19 de setiembre del 2007 el Alcalde usurpando facultades del Concejo Municipal, envió al IAC una carta (N°021-2007/MDB) dando por resuelto el contrato y requiriendo la devolución del inmueble.

- En esta línea de arbitrariedad, utilizando como excusa el espectáculo público gratuito de danza contemporánea que realizó la asociación cultural TUPAC en las instalaciones del Museo, la Municipalidad dispuso el 05 de febrero del 2008 (día de la inauguración de la exposición artística "La Construcción del Lugar Común") la clausura del Museo y la imposición de una multa de S/.5,250.00.

Frente a las arbitrariedades señaladas el IAC ha entablado las acciones siguientes:

1.- Medida cautelar: El 5to Juzgado Comercial de Lima ha ordenado a la Municipalidad que el IAC continúe con la posesión del inmueble con arreglo al contrato de concesión y que, mientras no exista un laudo (sentencia ARBITRAL) quedan suspendidos los plazos establecidos para la construcción del Museo. Además la Municipalidad debe abstenerse de actos que perturben la posesión. Esta medida cautelar está vigente.

2.-Proceso arbitral: Con arreglo a lo señalado sobre la medida cautelar, se inició el proceso arbitral. El IAC y la Municipalidad designaron a sus árbitros. Estos nombraron como Presidente a la Dra. Elvira Martínez Coco. Este Tribunal se instaló el 12 de abril del 2008 fijando las reglas del proceso. El IAC cumplió con presentar su demanda. La Municipalidad por el contrario viene entorpeciendo el proceso y ha tachado a su propio árbitro el Dr. Daniel Fernández Cangahuala y a la Presidenta, provocando la renuncia de ésta. Tras la designación del Dr. Hugo Sologuren como nuevo Presidente, la Municipalidad también cuestionó su designación, provocando su renuncia y el paro del proceso. ¿Por qué la Municipalidad impide que se siga el proceso arbitral si dice qué tiene la razón?

3.-Denuncia penal: Ante los atropellos del Alcalde de Barranco se le ha formulado una denuncia penal por los delitos

de usurpación de funciones y abuso de autoridad. Esta denuncia ha sido acogida y se encuentra en trámite.

Gestiones extrajudiciales: El IAC después de intentar varias veces conversar con el Alcalde Mezarina Tong sólo ha logrado dos reuniones: una a inicios del año 2007 y otra el 21 de abril del 2008. Después de ésta, el IAC, y ha pedido del Alcalde de ponerla por escrito, presentó una propuesta el 25 de abril para poner fin a los procesos y lograr una solución inmediata. Al efecto ofreció:

(i)Habilitar un nuevo parque con juegos infantiles, dando preferencia a los sectores con menos recursos.

(ii)Construir una Concha Acústica, de gestión compartida con la Municipalidad, para espectáculos de toda naturaleza sin costo alguno para los vecinos.

(iii)Donar el 10% de los ingresos provenientes de sus actividades no culturales, para ser empleados por la Municipalidad en la mejora del distrito.

(iv)Desarrollar programas culturales conjuntos que comprendan a artistas, colegios y vecinos en general, buscando ubicar a Barranco como un distrito de Museos y de las Artes.

El Alcalde, hasta la fecha, no ha tenido la gentileza de darnos algún tipo de respuesta, a pesar de reiterarle nuestra intención del diálogo y la concertación.


Instituto de Arte Contemporáneo

Directiva

lunes, junio 16, 2008

Arte, vida, libro y Museo del Barrio

Tengo dos semanas nuevamente en Lima y llevo ese tiempo intentando incorporarme a un ritmo de actividades que aun me cuesta mucho retomar en la misma velocidad. Este último tramo se me ha convertido en un periodo de trasformaciones, de incesante crítica (y auto-crítica) de casi todo, que trato aun de organizar y fijar en escritura.
Luego de la asistencia junto a Miguel López a un Primer encuentro de la Red de Investigadores sobre Conceptualismos en América Latina, realizado en Sao Paulo (ver nota) -que resultó para todos los integrantes de este grupo excepcional de personas allí congregadas, una condensación de energías y derroche entusiasmos- aterricé en Lima por unos días, durante los cuales pude presentar el libro de la exposición de Alberto Casari en el Icpna. Luego emprendí nuevo viaje a Nueva York y México. En Nueva York, invitado al panel que presentó el libro de la exposición Arte≠Vida. Actions by artist of the Americas (1960 - 2000), presentada hasta el 18 de mayo en el Museo del Barrio (que se encuentra actualmente en proceso de ampliación y remodelación) y, en Mexico, asistiéndo a una clase dentro del Seminario "Curando desde el Sur", dictado por Cuauhtémoc Medina en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Unam, en donde me tocó realizar un periplo retrospectivo por mi propia actividad como curador, en los 5 años que ella lleva. Esta última experiencia ha resultado para mí terapeútica y aun pienso que todo esto esta marcando un punto de inflexión para mi trabajo en adelante. Al menos, así lo espero.
Este post tiene por objetivo retomar la intensión que tuve hace un mes de colgar el texto escrito para la presentación del libro en el Museo newyorkino. Antes quería comentar que fui el único ponente que no abordó -como los organizadores acaso esperaban- un recorrido por lo acontecido en el arte-acción en Lima. Eso fue el caso de los demás, con sus respectivas áreas o países de investigación, ya que en casi todos los casos los panelistas eran también autores del libro presentado. La sección del Perú en la publicación es un texto escrito por Jorge Villacorta y Sharon Lerner. A mi me contactaron algo tarde (en efecto: mi nombre era el único que no figuraría entre los panelistas anunciados, aunque en la mesa del panel llegué a ocupar un lugar central -al menos físicamente, ja!-). Eso me permitió no obstante la libertad de no hacer un recorrido, en mi presentacion, por la historia local de la performance, sino más bien reflexionar sobre otros temas vinculados estríctamente con la exposición en relación a situaciones que hemos venido discutiéndo también en torno a la Red de Investigadores en Sao Paulo, y aún antes: cuáles son las estrategias (y luego, las tácticas) de reinscripcion que puede asumir la tarea de historiar las practicas efimeras y desmaterializadas (no-objetuales) en el espacio museográfico para que estas experiencias no pierdan su dimensión crítica.
Hace unas semanas también, Miguel López me envió via correo electrónico un texto que publicará en Ramona 82. Este breve "speach", escrito simultáneamente, mantiene con él dos coincidencias. La primera es la dedicatoria a Olivier Debroise, fallecido en los primeros días de mayo, y la otra, una cita de Jaques Rancière que tomé -en la misma exácta frase- a partir de una transcripción de algunos párrafos que Miguel remitió por correo electrónico. Como le comenté a la curadora mexicana Tatiana Cuevas -a quien pronto tendremos por Lima- ambas conexiones entre estos, muy distintos textos, me hicieron pensar que el tiempo en que Miguel y yo hemos venido trabajando en proyectos conjuntos establece, aun a distancia, puntos de contacto e intereses compartidos en escritos firmados autónomamente. Celebro eso. Aquí la lectura:





Arte ≠ Vida: notas en torno a la exposición en el Museo del Barrio.

Esta lectura esta dedicada a
Olivier Debroise

1. "El arte es solo una excusa" (Felipe Ehrenberg)

El título escogido para esta exhibición desplegada en el Museo del Barrio, asume contravenir las afirmaciones en un inicio propugnadas por las neovanguardias, las cuales, en diferentes partes del mundo, dieron lentamente consistencia al hoy denominado arte de acción desde fines de los años Cincuenta. Pero hay acaso en esta deliberada oposición entre los términos de "arte" y "vida" una suerte de precisión que de algún modo toma distancia y simultáneamente cancela el deseo de ese primer momento de irrupción del cuerpo y el acontecimiento en la esfera del arte.
A ojos contemporáneos la ecuación (elemental e idealista) entre arte y vida se revela como un impulso y hasta un exceso de época: evidentemente, la vida, entendida como un ámbito biológico, implica a un territorio de existencia más amplio que aquel restringido rincón que en ella ocupa la humanidad y, por tanto, cualquiera de las actividades que ella haya desarrollado a lo largo de su historia.
Sin embargo, esa falsa perspectiva resulta significativa. La preocupación era la humanidad sin duda, en medio de un clima en el que las guerras mundiales –la de 1914 y sobretodo la que culminó en 1945- anunciaban con el exterminio a gran escala que su valor era relativo o que podíamos prescindir de una parte significativa de la humanidad, como si ello fuera el costo del desarrollo o el sacrificio necesario para el avance de la civilización. Así, la falsa ecuación que equipara arte y vida es solo la negación de otra ecuación, igualmente falsa, pero mas salvaje y mas terrible que parecía decir que la vida no tenia ningún valor y ningún sentido, que la vida había sido despojada y vaciada totalmente de sentido incluso lejos de la guerra: en el dominio pleno de su realización como forma de vida contemporánea inmersa en el proceso de consolidación del capitalismo mundial unitario.
Así, arte=vida ha expresado un deseo del artista, muy acentuado en la segunda mitad del siglo 20, y no una realidad: el arte debía ser vida, el arte debía proponerse devolver el sentido a una vida –a una humanidad- que en diferentes contextos había sido despojada de su valor.
Ello apunta del mismo modo a la escena latinoamericana, en donde la presencia frecuente de la pobreza y los contextos de opresión y dictaduras han dado un rostro particular a la irrupción de estas acciones y propuestas, pero no por ello es menos valido en otros contextos. Y aqui quiero pensar también en el contexto seudo-democrático de países centrales como este, en donde se vive una suerte de campo de concentración cercado por los parámetros de un estilo de vida disfrazado de libertad con el cual el sistema lava el cerebro de los ciudadanos. Una vida despojada de su valor o, lo que es lo mismo, de su capacidad de decisión: pensemos en el Movimiento Gutai y en el accionismo vienes, en relación a escenarios de muerte y represión, y así también, mas próximo a nuestro tema de hoy, en la matanza de Tatlelolco en México o en los Gobiernos de Onganía en Argentina, de Velasco en el Perú y de Pinochet en Chile. Ninguna de estas ni otras experiencias puede ser reducida en su especificidad ni homologada sin un esforzado (y sin duda grosero) intento de síntesis. Una exposición como esta sin embargo responde a la necesidad de reunir estos procesos que han permanecido como atomizados y establecer entre ellos mejores conexiones a fin de darles mayor fuerza e incrementar tambien su radio de difusión y alcance.
Pero aquel deseo de restituir el valor y producir un distinto y medular significado para la vida era hace cincuenta años una tarea imposible dentro de los parámetros que hasta ese momento regían el espacio del arte. Por ello la resignificación de la vida estaba imperiosamente ligada a una redefinición y resignificación simultanea del territorio del arte mismo. Así "arte" y "vida" son en los inicios de los años Sesenta como palabras nuevas, páginas en blanco, expectantes, que había que reinventar con imaginación y no dejar recluidas a su uso corriente establecido por los diccionarios o las enciclopedias. Muchas de las tentativas y de los resultados de aquella redefinición de la idea de arte es lo que nosotros podemos encontrar en esta exhibición. El arte no sería más entendido como un tipo particular de producción material sino como un proceso vital en el cual el artista pretendía involucrar una serie de esferas de la existencia antes ajenas a su campo de acción, considerado ya insípido, neutralizante, clínicamente muerto.
El arte seria vida si y solo si ambas palabras perdían su sentido corriente. Ello era el impulso que animaba a muchos artistas comprometidos con esta escena porque la vida había dejado de ser la vida y, en su recuperación o reinvención, el arte debía dejar de ser el arte.

2. Experiencias al rescate de las experiencias.


En lo que va de la última década se ha acentuado un interés por revistar los orígenes incluso soterrados de algunas manifestaciones preliminares o fundantes del arte contemporáneo y, particularmente, pensar estas prácticas en fricción y al mismo tiempo en simultaneidad y proximidad con las historias mejor conocidas y estudiadas de Norteamerica o Europa Central. Pienso en esta línea la exposición Global conceptualism, presentada en 1999 en el Queens Museum y, más recientemente, la escueta pero estentórea exposición de documentos de Tucumán Arde en la ultima Documenta en Kassel.
Tras esa misma estela, esta exhibición contribuye a desentumecer la memoria, a reencontrarla y a dar un nuevo y complejo panorama histórico e historiográfico a las prácticas contemporáneas del arte Latinoamericano. Se trata de experiencias que configuran una cartografía aun no suficientemente estudiada (y menos aun interconectada) y que surgen como el resultado de una inmersión e investigación a partir de la compilación de archivos y publicaciones parciales, así como documentos visuales, textuales y hasta fonográficos dispersos y, a menudo, prácticamente advertidos por primera vez. Algo que hace que muchas de estas experiencias creativas (sobretodo las que se han producido hace un cuarto de siglo o mas) aparezcan como frescas, a pesar de ser presentadas de manera radicalmente distinta, congeladas en un registro cuya temporalidad se despliega incluso, si se quiere, una y otra vez en el recorrido que el espectador hace a través de la información.
Una experiencia similar fue la que me animó hace algunos años a emprender el proyecto de reunir una serie de materiales y documentos que permitieran establecer una cronología (casi a modo de ficha técnica y descriptiva) de las acciones de este tipo desarrolladas por artistas peruanos desde 1965. El resultado fue una exhibición en Lima, realizada en febrero de 2005, y una publicación aparecida algunos meses mas tarde. Esa es la razón por la que estoy aquí: comparto junto a el trabajo realizado por Deborah Cullen y su equipo (así como varios el de varios de los autores de los ensayos incluidos en el libro de la exposición) ese afán documentalista que produce un registro sin precedentes como resultado de indagar en viejos periódicos y revistas, hurgar o hacer hurgar a los artistas buscando fotografías o manifiestos entre sus pertenencias, así como sostener con ellos largas y, en muchos casos, aun hoy continuas conversaciones.
Tengo la impresión, no obstante, que tanto lo expuesto en Lima sobre el arte-acción el 2005 (que resulto en muchos aspectos como una historia subterránea del arte peruano) como lo que se exhibe desde febrero en el Museo del Barrio en relación a la escena Latinoamericana, son experiencias inaugurales que tienen que ser necesariamente complementadas, extendidas, pero que requieren también de otras modalidades de inscripción. Es claro para mi que, contrariamente a lo que suele pensarse, no es el documento el que genera o hace posible la investigación sino que es la investigación la que genera y hace posible el documento. La investigación precisa el interés, ensaya la lectura o posibles lecturas, traza la pertinencia de un detalle o vestigio que considera fundamental para la comprensión de un proceso social o postula su irrelevancia.
Un libro como el que deja esta exposicion se configura como un documento "reloaded" que hace posible el acceso a otros documentos, los cuales son finalmente revisitados por nuevos investigadores y confrontados a otros documentos continuamente redescubiertos. Pero hasta aquí, notamos algo que en relación al tema del arte de acción o performance, parece que ha quedado sugerido en el aire: hablamos de documentos, de compilaciones de documentos, de la configuración de archivos (que cada vez parecen disolver el limite borroso que las separa de las obras) y notamos a menudo en este tipo de exposiciones (y en mayor medida la que realice de mi investigación en 2005) que, casi sin excepción, estas experiencias en el Museo o en la Sala de exhibición se han convertido en una suerte de libro desplegado. Y aquí pensamos que, sobretodo en vías a regenerar esta relación de arte y vida se torna necesario revitalizar el ámbito museográfico, que aun parece poderosamente dispuesto a reabrir una vieja polémica que se debate entre si hay un despropósito o una afinidad entre la fugacidad de la experiencia y su casi inmediata mediatización. Esta ultima recuperada experiencia Latinoamericana la que puede ser revisitada, adquirida, coleccionada y consumida, incluso intelectualmente, en el ámbito hoy diversificado (una especie de discriminación positiva) dentro de la competitiva oferta del capitalismo cultural.

3. "Afectar el presente" (Suely Rolnik)

El desentumecimiento de la memoria que produce una exposición como Arte no es Vida no persigue ser ni puede ser una re-activación o re-actualización de la experiencia ocurrida en un allí y entonces. Pero me parece una tarea importante eludir la posibilidad que esas obras o situaciones sean recluidas al "ámbito de la mirada" y de la información documental. Una exposición clave para pensar el regreso de las obras situacionales al espacio museográfico es el trabajo realizado en 2005 y 2006 por Suely Rolnik, entendido aquí como un viraje importante desde el interés del objeto a un intento de recuperacion del territorio de la experiencia para la obra de Lygia Clark. Su tentativa se inclino por recuperar el "making off" de los elementos habitualmente presentados en relación a la obra (fotografías, videos de las acciones, objetos) realizando y exhibiendo un amplio conjunto de entrevistas filmadas a las personas participantes en estas performances colectivas realizadas por la artista, las cuales eran reproducidas en monitores independientes. Rolnik logra recuperar y ofrecer con ello la memoria somática de dicha experiencia. Esta estrategia se adapta a la obra de Clark y es quizá muy difícil aplicar la formula a otro tipo de situaciones o experiencias creativas de arte-acción.

Sin embargo aquella experiencia de recuperación, de reactivación de la vitalidad de la obra y su energía, apunta a enfatizar la necesidad de destacar la dimensión "micropolítica" de la obra de performance: su interacción con el espectador y los participantes en el momento de su realización y la convicción en que esa relación, ese intercambio dinámico y de tiempo limitado con el espectador eventual o el publico participante es decisivo, transformador e insustituible, y que su registro es solo su proceso distinto, su acción paralela, alterna, no medular. El museo debería ser una caja de resonancia de ambos ámbitos. No disolver esa dimensión intersubjetiva, esa micropolítica de intensidad que el documento normalmente congela en una puesta en escena que se vuelve un evento cultural y un espectáculo que corre el riesgo de hacer de la propuesta critica una escenografía que, dentro del sistema, pierde su poder desestructurante.
Esta no es sin embargo una critica a la labor del museo sino una alerta, ya que la tarea es ensayar cada vez mayores retos y riesgos en las estrategias de reactivación de estas experiencias y, por tanto, es una pregunta abierta que requiere menos respuestas hoy y mas ensayos creativos en adelante. Incluso la interactividad de ciertas propuestas presentadas pueden convertirse en un entretenimiento o pasatiempo amoldado que da mayor lubricidad al consumismo cultural. Si bien el desentumecimiento de la memoria existe, no podemos medir aun hasta que punto esta experiencia devenida en objetos, documentos e información, intensifica en el espectador la voluntad de "afectar la realidad", o si producen mas bien un "estado de distracción" que interrumpe esta energía potencial. La cualidad relacional de una obra como la de Clark intentaba eludir el individualismo "tal como se presentaba —y se presenta cada vez más— en el terreno del arte (en palabras de Rolnik): la pareja formada por el artista inofensivo en estado de goce narcisista y su espectador-consumidor en estado de anestesia sensible".
Reactivar la presencia critica de muchas de estas propuestas es evitar su mera absorción por la historia, por la museografía y la producción de discurso académico. En fin, evitar aquella absoluta domesticación que ha marcado el paso de estas mismas experiencias en los países metropolitanos que llevan mas tiempo que nosotros estudiando experiencias artísticas similares y hoy canónicas en sus propios contextos.
El arte de acción no puede perder ese significativo poder que supone actuante en el terreno de lo vital (limitado espacial y temporalmente) y buscar por esa vía la transformación de ese mismo terreno. Si ello se convierte luego en un acto mudo sin el documento es casi un hecho. Pero el documento no tiene porque ser el cuerpo muerto de la acción ya que, como podría plantear Rancière en relación a la fuerza actuante de lo anónimo: "se trata también de que el mudo continué hablando, y que el 'muerto' se resista a su embalsamamiento".

Emilio Tarazona
mayo de 2008


(Fig 1) Fachada del Museo del Barrio, hoy en remodelación.
(Fig 2) Panel anunciando la exposición.

miércoles, junio 11, 2008

A-Desk n.27 / Por dónde van los tiros. Arte joven y lo que toca, por Martí Manen

La revista a-desk acaba de publicar una nueva edición de su revista con una editorial titulada Crisis, y cuyo número recorre algunas exposiciones de Hannah Collins y Fransecs Ruiz en Barcelona, una titulada 'extraordinary rendition' en la galería madrilena Helga de Alvear, un artículo en torno a Santiago Sierra y un texto de Martí Manen luego de darse una vuelta por las exposiciones finales de algunas escuelas de arte londinenses, y que copio a continuación aquí.
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Por donde van los tiros. Arte joven y lo que toca.
A partir de Slade, Londres

MARTI MANEN

En Londres llega el momento de las exposiciones de final de curso. Los “artistas jóvenes” buscan su lugar mediante exposiciones que se convierten en escaparates para el propio contexto artístico.

La pregunta, con cierta ironía, fue “¿y vendrá Saatchi?”. La respuesta, nada irónica, “ya pasó por aquí. Esta mañana”. Objetivo cumplido. Las exposiciones de fin de curso se están convirtiendo en uno de los supuestos caminos para llegar al éxito en el mundo del arte. Hablamos de “éxito” ya que algo que podría ser un tiempo –el de los artistas que exponen dentro del marco educativo- de experimentación, de propuestas arriesgadas, de brillantes errores y opciones alejadas de lo reconocible se convierte en un escalón dentro de una carrera previamente definida. Definida por el propio sector y, más concretamente, por la parte económica. El camino “British” es transparente: estudiar en una escuela que tenga un perfil específico y una marca de calidad, realizar trabajos formalmente perfectos, moverse dentro de unas coordenadas de contenidos no demasiado alejadas de lo que se observa en las galerías y esperar a que alguien les acoja en el mismo mercado. Y claro está, el resultado se aproximará aún más al objeto, hacia lo vendible, hacia lo atractivo en esos treinta segundos que se destinan por obra en una feria.

Las escuelas se convierten en el primer mercado y su función no es simplemente educar artísticamente sino también profesionalmente, aunque a veces la segunda parte sirve para olvidar la primera, generándose fantásticos productos de dudoso interés artístico. Páginas web perfectamente diseñadas, tarjetas de visita por doquier, textos cortos y currículums a primera vista. Casi todo sigue las normas ya definidas, casi todo sigue el ritmo que marca el propio sector. O sea, velocidad y a por el siguiente proyecto.

La exposición de final de curso se convierte en un momento de visibilidad alta. Tomemos el ejemplo de la exposición organizada por Slade, la escuela de arte del University College of London. Los estudiantes del MA y del MFA presentan sus trabajos. La universidad se convierte en una pequeña feria con multitud de proyectores de 16 mm, pantallas planas, pinturas e instalaciones. Unos 80 artistas presentan sus trabajos, compitiendo unos con los otros. Mucha derivación de la pintura en instalación, trabajos desde cierta subjetividad (casi sin historias personales pero con narradores en primera persona, tema interesante), muchos colores y trabajo con el espacio físico. Lo político (ni que sea a nivel de identidad política) ocupa un tanto por ciento reducidísimo y el trabajo con la comunidad se deja para esos proyectos que financian las instituciones. Lo de verdad es el mercado, la notoriedad es Tracey Emin escribiendo en los periódicos sobre su práctica artística.

El vídeo pide de la sincronización de múltiples pantallas (nada de monocanal) o directamente se pasa a la proyección en 16 mm. Seguramente la velocidad de lectura y la fascinación (sea por lo multiplicado de la imagen o por el carácter de recuperación del momento mágico del cine) tiene mucho en relación a estas puestas en escena. Destacar la brillante ejecución de algunos artistas como Richard Bevan, que presenta una instalación con varios proyectores de 16mm mostrando a una persona en cada pantalla encendiendo y apagando una linterna. Un sensor de luz (en la propia pantalla) recoge la luz emitida por las linternas y la convierte en un sonido que generará una melodia azarosa que se crea en el momento de proyección. También es excelente la producción de Helen Dowin con sus tres canales de vídeo alternos (uno en pantalla plana y dos en proyección) mostrando la voluntad creativa de enfermos: por un lado vemos a alguien con problemas psicológicos tocando el piano y por el otro a dos enfermos de parkinson intentando bailar breakdance. El trabajo roza lo mezquino (y es difícil ver si la artista quiere enseñarnos lo buenos que son o lo dramático que es todo) pero tiene un impacto visual, y ético, fuerte.

Impacto y momentos de “creación en directo” son dos de los sistemas que sobresalen para acercarse a esa escena ya definida, gritos instintivos para pasar al siguiente nivel. Cabría preguntarse si realmente no valdría la pena repensar si tiene sentido pasar de nivel o no sería mejor inventarse un juego nuevo.